Hay días en los que te levantás con toda la energía. Tenés claro lo que querés lograr, te sentís enfocado, incluso entusiasmado. Pero otros días… no. Tenés las mismas metas, el mismo deseo de avanzar, pero te sentís estancado, sin fuerza de voluntad ni dirección. Estamos hablando de la difícil relación entre motivación y cerebro.
Y entonces te preguntás: ¿Por qué, si tengo tantas ganas, no puedo avanzar? ¿Por qué no me alcanza con estar motivado?
La respuesta no tiene que ver con tu valor personal, ni con tu disciplina, ni con una supuesta “falla” en vos. Tiene que ver con cómo funciona tu cerebro.
En este artículo vamos a explorar la relación entre motivación y cerebro, y por qué es normal no sentirse siempre con impulso. Pero también vas a descubrir cómo crear movimiento aunque no haya motivación, y cómo desarrollar un sistema interno más confiable que las ganas del momento.

Contents
- 1 🧠 Qué es realmente la motivación
- 2 🧪 La dopamina: el motor invisible
- 3 🧠 Entonces… ¿qué hago cuando no me siento motivado?
- 4 🔄 Motivación vs sistema: lo que sostiene a largo plazo
- 5 💡 Qué hacer cuando las ganas no aparecen (pero querés avanzar igual)
- 6 🔍 Motivación sostenible: lo que realmente la fortalece
- 7 ✨ Cuando no te alcance con las ganas, usá tu poder
🧠 Qué es realmente la motivación
Tendemos a pensar en la motivación como una especie de chispa mágica que aparece y nos lanza a la acción. Pero la motivación, desde el punto de vista del cerebro, es una emoción transitoria, no un estado permanente.
La palabra motivación viene del latín “motivus”, que significa “movimiento”. Es lo que nos impulsa a actuar… por un rato. Porque la motivación, por sí sola, es inestable. Puede verse afectada por:
- Tus niveles de energía
- Tu estado emocional
- El entorno
- Tus hábitos de descanso y alimentación
- El nivel de dopamina en tu cerebro
Sí, leíste bien: la dopamina, ese neurotransmisor tan mencionado, es clave en este tema.
🧪 La dopamina: el motor invisible
La dopamina no es simplemente la “hormona del placer”. Es más bien la molécula de la anticipación y la recompensa. Se libera cuando el cerebro detecta que hay algo por lo que vale la pena esforzarse.
Pero hay un detalle: no siempre se activa sola.
Si tu entorno es repetitivo, si no dormiste bien, si estás bajo estrés, si tu cerebro no percibe una recompensa clara… los niveles de dopamina bajan, y con ellos, tus ganas de hacer cosas.
💡 Por eso, muchas veces no te falta motivación: te falta dopamina disponible.
🧠 Entonces… ¿qué hago cuando no me siento motivado?
Acá es donde entra en juego la diferencia entre una vida guiada por la motivación… y una vida guiada por el compromiso y el sistema.
Porque no podés depender de estar motivado todos los días, pero sí podés crear estructuras internas que te sostengan incluso cuando no hay ganas.
🔄 Motivación vs sistema: lo que sostiene a largo plazo
“La motivación te inicia. El hábito te mantiene.” – James Clear 👌
En lugar de preguntarte “¿Cómo me motivo para hacer esto?”, empezá a preguntarte:
- ¿Cómo puedo hacer que esta acción forme parte de mi rutina?
- ¿Cómo puedo reducir la fricción para empezar?
- ¿Qué señales puedo darle a mi cerebro para que entienda que esto importa?
El cerebro ama lo familiar y predecible. Si repetís una acción con frecuencia, aunque no tengas ganas, tu cerebro comienza a automatizarla y ya no dependerá tanto del impulso emocional inicial.
💡 Qué hacer cuando las ganas no aparecen (pero querés avanzar igual)
- Reducí el objetivo a lo mínimo posible
Si no podés con todo, hacé solo una parte. En lugar de “escribir 1 capítulo”, escribí un párrafo. En lugar de “hacer ejercicio 45 minutos”, movete 5 minutos. El movimiento mínimo genera energía para seguir. - Evitá decidir en el momento
Cuando dependés de “a ver si tengo ganas después”, tu cerebro se agarra de cualquier excusa para evitar el esfuerzo. Planificá antes. Agendalo. Definí qué vas a hacer y cuándo. Esto mejora la relación motivación y cerebro. - Usá señales externas (o anclas)
Un café antes de trabajar. Mismo lugar. Misma música. Mismo horario. Eso le indica a tu cerebro: “es hora de esto”. Así reducís la necesidad de pensar o negociar cada vez. - Celebrá lo que hacés, no solo el resultado
Cada vez que cumplís con lo que te propusiste —aunque haya sido poco— recompensate mentalmente. Eso libera dopamina. Le enseñás al cerebro que vale la pena hacerlo otra vez. - Dormí, alimentate y movete
Sin energía física, no hay claridad mental ni impulso real. El autocuidado básico es el combustible silencioso de tu motivación.
🔍 Motivación sostenible: lo que realmente la fortalece
- Tener claridad sobre tu “para qué”
No lo que deberías hacer, sino lo que elegís hacer porque conecta con algo que te importa. - Desarrollar tolerancia al esfuerzo emocional
Aprender a avanzar aunque no sea cómodo, sin castigarte ni exigirte perfección. - Convertirte en alguien confiable para vos mismo
La verdadera motivación nace cuando sabés que podés contar con vos, incluso en días difíciles.
✨ Cuando no te alcance con las ganas, usá tu poder

No siempre vas a tener ganas. No siempre vas a sentirte enfocado, inspirado o con la energía al máximo. Y eso no te hace débil. Te hace humano.
Pero hay algo que siempre va a estar disponible: tu capacidad de actuar con intención, incluso sin motivación. De construir una vida basada en elecciones conscientes, no en impulsos pasajeros.
Porque la motivación va y viene. Pero vos, si te entrenás, podés sostenerte.
Hoy no te preguntes si tenés ganas. Preguntate si tenés una razón. Y si la tenés, andá. Aunque sea de a un paso.
Si algo de todo esto te resonó y querés seguir leyendo y aprendiendo, te compartimos nuestros recursos y herramientas que te van a ayudar para este crecimiento personal que siempre tratamos de alcanzar. 🥰